Son las 4:30 de la tarde y en nuestra cabeza tenemos aún varias cosas por hacer, pero, nos
damos cuenta que pese a que sea temprano tenemos menos energía, nos sentimos
cansad@s, tal vez incluso nos sentimos tristes. ¿Te has sentido así últimamente? ¿Qué
pasa cuando el invierno dura demasiado? ¿cuando el sol se acorta en nuestro día a día?
¿Es depresión? ¿Se pueden disfrutar igual los días?
Hay una respuesta neurológica y fisiológica que experimentamos como seres humanos
frente a la ausencia del sol, esta respuesta es conocida como trastorno afectivo
estacional, si bien puede producirse tanto en épocas de calor como de frío, es mucho más
frecuente que esta respuesta aparezca durante los meses de invierno, esto debido a la
ausencia de luz solar que es reguladora de muchas funciones en nuestro cerebro. Las
personas contamos con “relojes internos” que regulan nuestras funciones, un ejemplo de
ello es el ciclo circadiano, que es el encargado de nuestros periodos de sueño-vigilia y que
está regulado fundamentalmente por estímulos de luz.
La luz solar ayuda a nuestro cerebro a la producción de serotonina, cuando va llegando la
noche, nuestro cerebro interpreta esta ausencia de luz solar como el momento de descanso
del día y comienza a segregar melatonina, la “hormona del sueño” para ir preparando a
nuestro cuerpo para dormir. El cambio tan drástico de luz provoca que este ciclo se
desequilibre y desde tempranas horas comencemos a segregar melatonina, está sobre
producción de melatonina puede llegar a producir diferentes sensaciones tales como:
¿Cómo se siente el Trastorno afectivo estacional?
Algunos de los síntomas que podemos encontrar son baja energía, apatía, pérdida de
interés en actividades que generalmente disfrutamos, somnolencia, dificultad para
concentrarse, falta de apetito sexual, cansancio, aletargamiento, antojos por alimentos
dulces y harinas, sentirse triste, irritable, aislamiento social, incluso podemos tener
pensamientos catastróficos, “todo va salir mal” “no hago nada bien””no estoy avanzando”,
cólicos menstruales más intensos.
Identifica si estos síntomas aparecen aparentemente sin ninguna causa, es decir, no hay un
estresor personal o social que pueda provocar tales sensaciones.
Factores de riesgo
El trastorno afectivo estacional se manifiesta más en mujeres que en hombres, otro factor
que puede llegar a predisponernos es tener antecedente de depresión o algún otro
trastorno diagnosticado, así como vivir lejos del ecuador la línea imaginaria que divide la
tierra.
¿Qué podemos hacer?
Algunas alternativas que podemos realizar para hacerle frente a la tristeza de invierno están
asociadas a cambios en el estilo de vida, fototerapia, relojes despertadores que simulan el
amanecer, cuidar la calidad de sueño (tener horarios fijos), aumentar los niveles de vitamina
D3 y omega3, aumento en el consumo de alimentos ricos en folatos que se encuentra en
alimentos de color verde, betabel, citricos, higos entre otros, reducir el consumo de
azúcares simples y harinas refinadas.
También se vuelve muy importante realizar ejercicio aeróbico, caminar, bailar, trotar, saltar la
cuerda, subir y bajar escaleras ya que ayuda a liberar dopamina y serotonina, si nos da
mucha flojera realizar estas actividades recuerda que la flojera se agudiza quedándonos en
nuestros sillones.
NOTA IMPORTANTE
Acudir a psicoterapia y obtener estrategias sobre cómo abordar las emociones y sentirnos
acompañad@s en el proceso siempre será una buena alternativa. Si los síntomas son muy
intensos y permanecen aún con los cambios en el estilo de vida y el acompañamiento
psicológico, acudir a una valoración psiquiátrica se volverá importante, recuerda no
estigmatizar la salud mental, nuestro bienestar siempre será lo primordial.